¿Cómo hacer una correcta limpieza de la lengua?
Para limpiar adecuadamente la lengua, debemos incorporar un nuevo elemento a nuestra rutina de higiene: el limpiador o raspador lingual.
Este es un instrumento que ha sido diseñado específicamente para la lengua y sirve, por tanto, para eliminar los restos de la parte posterior de su dorso.
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El raspador lingual puedes comprarlo en farmacias, grandes supermercados o a través de Internet. Dado que existen diferentes marcas -Oral B, Vitis, Colgate…- te recomendamos consultar con tu dentista cuál es el producto más adecuado para ti.
Además de esto, puedes comparar los distintos productos disponibles en función de sus precios o las opiniones de los usuarios.
Para llevar a cabo la limpieza de la lengua, debemos raspar la lengua suavemente mediante unos movimientos de dentro hacia fuera. Es decir, desde la zona más profunda de la lengua hacia la punta.
Esta acción debe repetirse varias veces para asegurarnos de que estamos limpiando todas las partes de la lengua. Además, también tendremos que pasar el raspador por ambos lados de la lengua. Y, después de cada pasada, enjuagarlo con agua.
Hace unos meses publicamos un artículo sobre los pasos que debes dar para utilizarlo correctamente. Si quieres empezar a usarlo, te recomendamos echar un vistazo a la técnica a seguir con el limpiador lingual.
Además de esto, también existen algunos cepillos de dientes que incluyen limpiador lingual.
Por una parte, los modelos nuevos de los cepillos eléctricos suelen incorporar un cabezal o modo que funciona como limpiador lingual.
Por otra parte, algunos cepillos manuales cuentan con una cara específica para la lengua.
Por último, los cepillos de dientes tradicionales -aunque no cuenten con la cara específica mencionada- también pueden usarse para este fin.
Sin embargo, no es recomendable utilizarlos porque no ofrecen los mismos resultados que los limpiadores específicos.
Esto se debe a que las cerdas están pensadas para limpiar una superficie dura como el diente, y no un músculo como la lengua.
Como ya hemos avanzado, la higiene de la lengua debe ser una tarea rutinaria que deberíamos hacer al menos una vez al día, por la noche.
El momento adecuado es tras el cepillado de los dientes. Es decir, una vez que nos cepillamos y pasamos el hilo dental.
Después de utilizar el raspador, debemos enjuagarnos con colutorio. De esta manera, habremos llevado a cabo una completa rutina de higiene antes de irnos a dormir.
Y, así, estaremos manteniendo a raya las bacterias y, por tanto, contribuyendo a despertarnos a la mañana siguiente con un aliento más fresco.
Como ves, incorporar el uso del limpiador lingual a nuestra higiene diaria solamente lleva uno o dos minutos. Y, dado el perjuicio que ocasiona el no hacerlo, merece la pena dedicar este tiempo a completar nuestra higiene.
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